Del resentimiento a la aceptación de mi diabetes
Cuando conocí a Amanda Bauer a través de la comunidad online de diabetes de Estados Unidos, descubrí que ella tenía diabetes y que le ENCANTABA su bomba de color rosa y su set de infusión, enseguida me di cuenta de que nos haríamos amigas rápidamente, ¡teníamos muchas cosas en común! Y eso fue lo que pasó exactamente entre Amanda y yo. Amanda tiene 20 años, y lleva conviviendo con diabetes tipo 1 desde que tenía 11 años. Ha estado utilizando la bomba de insulina MiniMed durante los 8 últimos años. La diabetes ha tenido un gran impacto en su vida, y es por eso que está estudiando el graduado en enfermería para un día poder ayudar a otras personas con diabetes. Aquí tenemos su inspiradora historia en relación al impacto que ha tenido la diabetes en su vida, y sobre cómo una nueva amiga le ha ayudado a cambiar su punto de vista en torno a su enfermedad.
Después de ser diagnosticada, estuve resentida durante un largo periodo de tiempo. El instituto seguramente fue la peor época para mí, ya que me sentía rara y los compañeros fueron muy crueles conmigo. Durante el instituto intenté ocultar el hecho de que tenía diabetes, por lo que no controlaba mi diabetes o no solía utilizar mi bomba de insulina, la solía dejar en casa o no la recargaba. También empecé a sentirme molesta con mis padres, ya que no dejaban de preguntarme los valores de azúcar en sangre que tenía. Al cumplir los 18, llegué al punto de no permitirle a mi madre ir al médico conmigo, retirándole sus derechos médicos sobre mí solamente por estar enfadada. Al pensarlo hoy en día, me doy cuenta de que simplemente estaba preocupada y que se estaba comportando como una buena madre. Pero creo que ese fue uno de los factores claves a la hora de darle un vuelco a mi vida, ya que me sentí independiente desde muy joven.
Hasta hace ocho años, nunca había conocido a nadie más que tuviese diabetes.
Creía que el hacerlo podría ayudarme mucho a superar mis problemas, así que contacté con una doctora, y un par de días más tarde me pasó la información de contacto de otra chica con diabetes. Desde entonces, Anne se ha convertido en una gran amiga, ayudandome a superar tanto mi miedo a las agujas como a ser capaz de aceptar mi diabetes. Siempre estaba pendiente de enviarme un mensaje para que yo controlase mis niveles de azúcar y a escuchar mis problemas relacionados con mi tan odiada diabetes.
Hace aproximadamente un año, Anne y yo queríamos conocer más gente con diabetes, así que decidimos ir a una reunión de un grupo de apoyo en mi pueblo. Una vez que llegamos allí, nos dimos cuenta de que éramos únicas en muchos aspectos. ¡Para empezar éramos las más jóvenes del grupo, llevándonos 20 años con la siguiente persona más joven del grupo! Y también las únicas con diabetes tipo 1. Así que nos escabullimos en silencio y nos fuimos a una cafetería para charlar y practicar la manera en la que ponernos las inyecciones. Pasó un mes más o menos hasta que mi madre le mencionó a su endocrino que habíamos ido a la reunión pero que no era lo que esperábamos. Él sugirió que creásemos un nuevo grupo por lo que quedamos con él, con un relaciones públicas y con el formador de diabetes local. ¡Poco después, ya teníamos una fecha y un lugar para nuestra primera reunión! La primera reunión fue un fracaso. No apareció nadie, pero no dejamos que eso nos desanimase. Pensamos que el consultorio del médico podría estar asustando a la gente, así que decidimos quedar en una cafetería y contar con un ponente invitado. ¿Qué creéis que pasó? Nuestro grupo de dos personas se convirtió en uno de cuatro, ¡y hoy en día es un grupo de ocho personas que no deja de crecer!
Gracias a haber conocido a Anne y a haber creado este grupo con ella, empecé a afrontar mi diabetes. Incluso decidí orientar mi carrera laboral hacia la diabetes, ¡ya que hoy en día estoy en la escuela de enfermería para poder ser una Educadora Certificada de Diabetes! Sin Anne jamás podría haber conseguido llegar hasta aquí. Jamás hubiese acudido a la escuela de enfermería y nunca hubiese estado tan apasionada con la diabetes. Un día espero poder ofrecer a los jóvenes diabéticos la esperanza y los ánimos que yo hubiese deseado haber recibido antes. Quiero decirles a los jóvenes diabéticos que no tienen que afrontar la diabetes de la manera en que yo lo hice, renegando de ella e ignorándola como si así fuese a desaparecer. Esa no es la respuesta.
Es mucho más sencillo decirle a la gente que tienes diabetes, y honestamente, ¡la mayoría de las personas sienten curiosidad sobre todo este asunto! Me encanta enseñarle a la gente mi bomba Medtronic de color rosa y su pluma a juego. Es mi accesorio favorito y ayuda a empezar conversaciones con las personas
¡Me encanta formar a las personas y enseñarles cómo hacer las cosas! Ha cambiado mi vida, pero creo que lo ha hecho a mejor, ya que me ha proporcionado oportunidades que no hubiese tenido de otra manera. Creo que ha sido una bendición disfrazada.
Originalmente publicado en The LOOP, el blog de Medtronic U.S. para personas que conviven con la diabetes.